Retrato de hombre con pelliza de pieles

Jacopo Robusti, fue llamado el Tintoretto, por el oficio de su padre como entintador de sedas. Gracias a la buena posición económica de su familia, el artista se rehusó desde muy joven a seguir la enseñanza tradicional como discípulo de un taller, y decidió experimentar nuevas soluciones técnicas y estéticas en el campo del arte. Sin embargo, no rechazó por completo las prácticas acostumbradas del oficio, ya que consideraba que el pintor debía apegarse, aunque de forma independiente, al ensayo constante del dibujo, al estudio anatómico de modelos vivos y a la disección de cadáveres, así como a la copia de cuadros de reconocidos pintores, especialmente de Miguel Ángel y Tiziano, de quienes buscó aprender la sensibilidad para interpretar la naturaleza. El Tintoretto es considerado el máximo exponente en la pintura manierista veneciana. Los trazos sugeridos y la forma libre de aplicar el color son testimonio de la transición hacia el periodo barroco. Su estilo en la ejecución le valió múltiples críticas entre la aristocracia veneciana, negándole la posibilidad de ser apoyado por un mecenas. Su producción artística se caracterizó por la numerosa producción de retratos, género en el que destacó ampliamente. En Retrato de hombre con pelliza de pieles, se puede observar la madurez técnica alcanzada por el pintor. Creó una composición en la cual el elemento de mayor jerarquía es el contraste de luz y sombra, aunado a la búsqueda por representar con rigurosa exactitud la fisonomía y posición social del personaje.