El nuevo señor don Simón

El nombre de las coplas que abren esta colección de canciones es el que le da su título. Utilizando la estructura de las tradicionales coplas de Don Simón, los redactores de la imprenta de Vanegas Arroyo compusieron un texto sobre la transformación de la sociedad en el cambio de siglo. Se comparan los usos y costumbres conocidos por Don Simón, que está cumpliendo setenta años, con los de 1906. Las coplas abundan en ejemplos de la decadencia moral de las nuevas generaciones, especialmente de las mujeres, pero también hablan sobre el progreso tecnológico y sus beneficios. En la portada, aparece un personaje gigantesco, tan alto como los edificios que lo circundan. Es un hombre de edad avanzada y está vestido con ropa de la época virreinal. Este debe ser como José Guadalupe Posada imaginó al señor don Simón que, con una extraña y maliciosa sonrisa, parece observar y juzgar a los personajes que están a sus pies y se aglomeran en dos grupos: a la derecha, cuatro adultos y un niño y a la izquierda cuatro adultos más. Todos ellos visten ropa propia de finales del siglo XIX y principios del XX. Este cancionero, como otros editados por Vanegas Arroyo, está dedicado a "las señoritas". Las canciones de amor y desamor que contiene describen varios tipos de mujeres, desde la más pura y hermosa hasta la más horrible, traidora, caprichosa y timadora. Como ha anotado Elisa Speckman, los redactores de la imprenta de Vanegas Arroyo comparten el ideal de mujer que prevalecía en la época y era defendido por el clero, los pedagogos, los legisladores y otras élites. La mujer debía ser recatada, discreta, modesta y moderada; cualquier actitud contraria a estos ideales la convertía en una mujer demoniaca y destructiva, contra la que los compositores lanzaban sus críticas.